Memorias de un distrito siempre a medio hacer (I)

'Tetuán 30 días' cumple 20 años: el barrio en obras

La transformación urbana que ha vivido Tetuán durante las dos últimas décadas no tiene parangón con la de ningún otro distrito de la almendra central madrileña. En este tiempo, el viejo Tetuán de casas bajas, carente de equipamientos y servicios, ha dado paso a un distrito con mejores infraestructuras y dotaciones, pese a que aún persistan carencias y problemas en barrios como Almenara, Berruguete o Bellas Vistas.

 

La remodelación de La Ventilla, los planes especiales de reforma (PERI) de Pamplona y Playa Victoria o la construcción de túneles en Cuatro Caminos y Marqués de Viana, entre otras, constituyen las actuaciones más importantes llevadas a cabo durante este tiempo. A éstos hay que sumar en la actualidad el errático proyecto del paseo de la Dirección, donde se han repetido los retrasos, las protestas y la apatía de las administraciones, que el distrito ya había sufrido en los trabajos anteriores.

 

La Ventilla y Valdeacederas

 

La rehabilitación de La Ventilla y Valdeacederas supuso la mayor remodelación de un barrio en España, y fue tema central de esta publicación durante casi 10 años. La Comunidad de Madrid, a través del Instituto de la Vivienda (Ivima), se encargó de una operación urbanística, cuyo objetivo era construir viviendas dignas y equipamientos básicos en la zona más marginada de Tetuán.

 

El proyecto se planteó en 1979, dentro del Plan Barrios en Remodelación, que también llevó mejoras a Palomeras, El Pozo del Tío Raimundo y Carabanchel. Contemplaba el realojo en viviendas nuevas de los habitantes de 2.813 casas de la zona. A partir de ahí se construirían 1.775 viviendas más, un millar de las cuales se ofrecerían mediante alquileres jóvenes.  

 

Una actuación en una zona con una complicada orografía, a la que se cambió la trama urbana estableciendo nuevas alineaciones, equipamientos y zonas verdes. Las casas bajas y los bloques aislados dieron paso a manzanas cerradas y se abrió el eje de la avenida de Asturias sobre la antigua calle de Curtidos, que vertebra la zona. En junio de 2000, la avenida se abriría al tráfico sin inauguración oficial y con uno de los carriles taponados por la cerrazón de varias familias que se negaban a abandonar sus viviendas.

 

Mil y un retrasos

 

La rehabilitación vio cómo se iban acumulando los problemas: falta de suelo y necesidad de derribar las casas antiguas para construir las nuevas, vecinos que se negaban a abandonar sus viviendas, ocupaciones ilegales o continuos problemas judiciales debido a las expropiaciones parecían alargar eternamente el proyecto. En este ambiente, sería injusto soslayar el papel jugado durante los peores momentos por las asociaciones vecinales, personificadas en las figuras de José Jackson o del añorado Carlos González, gracias a los cuales la remodelación pudo llegar a buen puerto, pese a los múltiples obstáculos.

 

El proyecto, cuya finalización se preveía para 1989, terminó 13 años después en la parte fundamental de los realojos. El 9 de diciembre de 2002 concluyó la última mudanza, más de tres lustros después de la primera entrega de llaves. Aún faltarían un par de años hasta que se remataran las infraestructuras y dotaciones previstas. Pese a todo, se revalorizó una zona desfavorecida, mediante la erradicación de la infravivienda y de actividades como el tráfico de drogas.

 

Hoy, La Ventilla mantiene una nueva lucha por mantener sus derechos, tras la venta de varias comunidades del Ivima a fondos de inversión como Goldman Sachs.

 

David Álvarez de la Morena

 

 

 



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