PÓKER DE DOSES: De titiritarras y vaginas

–Hola PaSOtE, pero qué mala cara tienes hombre, ¿qué te ha pasado?
–Hola pAnHORA, a mí nada, ha sido a PePita. En el hospital está, la pobre delira y no para de decir cosas raras. Los médicos no saben ni cómo tratarla.
–¿Y eso? Pero ¿ha sido así, de repente?
–Bueno, todo comenzó en la Plaza del Canal de Isabel II, más conocida como Plaza de las Palomas. Allí estaba PePita viendo una representación de títeres, cuando los ojos empezaron a salírsele de las órbitas…
–Ah, ¿te refieres a esa cándida obra? No es para tanto hombre.
–¿Cándida? Jueces ahorcados, monjas violadas, policías apuñalados… Una pancarta de viva alka-eta (en español y en minúscula)… Eso se llama enaltecimiento del terrorismo y delante de niños…
–Bueno, algo diferente, original…
–No sabéis gobernar, es vergonzoso. Y claro PePita empezó a sentirse mal y se fue al Úrculo a relajarse viendo una exposición…
–Ya, de florecitas y pajaritos, ¿no?
–No, de coños, penes y vaginas, con perdón.
–Ah, GenitArte. Preciosa, ya la vi.
–Preciosa, si no la hubiesen colocado al lado de una función de títeres. Hala, más niños viendo obscenidades… ¿Vosotros queréis que los niños crezcan más deprisa, de golpe?
–Bua, PaSOtE, ¿y por eso está así PePita?
–Pues claro, allí mismo dicen quienes la atendieron que empezó a gemir…
–Claro, normal, empezaba a ambientarse en lo que veía, jajaja.
–A mí no me hace ninguna gracia. Empezó a tener un cuadro severo de ansiedad, con espasmos y echaba espuma por la boca, mientras decía “Paloma vuelve, vuelve”.
–¿Quién es Paloma, si puede saberse?
–La anterior concejala de Tetuán, de su partido.
–Bua, con ella no había esta libertad, hombre…
–Pero había respeto y educación, diálogo y coherencia.
–¿Y lo dices tú? ¿Un sociata?
–Sí, un sociata que espera veros fuera del gobierno lo antes posible, porque mi libertad y mi ética empiezan donde acaba la tuya. Jamás pactaremos con vosotros, jamás, voy a decírselo a Pedrito.
–Bueno, y yo voy a ver a PePita al hospital…
–¡Ni se te ocurra! Y menos con esas ideas, justificando a los titiritarras y a esa lamentable exposición. Ya le doy yo recuerdos tuyos… O no…
–Vale hombre, pues cómo te pones por casi ná.
–Me pongo como cualquier persona normal…
REY


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