“No hay tantos grupos de pop-rock que sigan dando nuestra energía”

Nacho García Vega, líder de Nacha Pop

La mítica banda de pop ochentero se subió al escenario de la Plaza de la Remonta como la actuación estelar de las Fiestas. Lo hizo justo una década después de que lo hiciera en solitario Antonio Vega. Poco más tarde de aquel julio de 2006 regresaba Nacha Pop al completo, para girar por toda España, hasta el fallecimiento del gran letrista y alma melancólica del grupo. Y hubo también melancolía en la plaza, pero sobre todo diversión y ganas de disfrutar de algunas –muchas– de las mejores canciones de una época inolvidable.

Asegura que Nacha Pop es “un grupo vivo” que no olvida sus grandes éxitos, pero ¿queda espacio en los conciertos para algo nuevo entre tantos “clásicos”?
Como se pudo ver en La Remonta, nos gusta hacer un repaso por nuestros temas más emblemáticos y también añadir nuevos, versiones o alguna sorpresa, variar el orden, poner o quitar alguna canción menos conocida. Todo ello con el sonido actualizado a hoy en día. Así nos alejamos de la rutina y renovamos nuestro entusiasmo cada vez.

Os conocíais del colegio (Nacho y Antonio Vega eran además primos) y comenzasteis a tocar en 1978. Dos años después ya teníais disco, y habíais sido teloneros de Siouxsie o Los Ramones. ¿Cómo fue aquel repentino éxito?
Realmente eso tampoco reflejaba el éxito. Sólo era estar justo en un momento en el que coincidían muchas cosas, y la verdad es que supimos jugar nuestro papel. La historia de un grupo siempre tiene altibajos, pero lo importante es que nunca llegues a perder la ilusión, y eso nunca nos ha pasado.

No solíais coincidir con aquella heterodoxia de La Movida. Para empezar, Nacha Pop sabía tocar…
Sí, je, je. Quizá algunos grupos estaban un poco verdes, pero lo que define esa época es que era una música muy directa, hecha sin prejuicios y de forma espontánea. Quizá eso era más importante que la técnica en sí, pero es cierto que nosotros desde el primer momento pensamos que nuestras ideas estuvieran bien llevadas a cabo, con buenas guitarras y buenas bases rítmicas.

Tampoco necesitabais epatar pintándoos el pelo…
(Se ríe) Bueno, hacíamos otras cosas raras. Ésa en concreto no, porque no iba con nuestro gusto, pero éramos también unos pájaros de cuidado…

En Tetuán hubo dos puntos de encuentro en los 80: los locales de ensayo de Tablada y la sala Carolina. ¿Los frecuentasteis?
No ensayamos en aquellos locales, pero los conozco de colaboraciones o de ir alguna vez a ver a alguien. Como madrileños que somos algunos de nosotros, Tetuán es un barrio que conocemos y muy querido. En Carolina tampoco llegamos a tocar, pero como público sí fui tres o cuatro veces a algún concierto… puede ser que viviera algún jaleo, porque cada día era un disparo al aire con los ojos tapados. Podía pasar cualquier cosa.

¿Es imposible que vuelva algo así?
Cada historia tiene su momento, cada época marca un estilo y una forma de hacer las cosas. Vivimos otro tiempo y otro sistema de cómo se hace y consume la música. Quizá el directo es donde menos ha cambiado, porque no deja de ser subirte a un escenario y darlo todo con lo mejor que tienes en tu repertorio y con el público.

En el año 2009 fallece Antonio Vega. ¿Qué motivaciones se encuentran para regresar, cuando falta alguien tan fundamental en una banda?
La música de los 80 está ligada a una generación y la fuerza y los deseos de esa generación son los que hacen posible que sigamos ahí. Yo estuve tres años sin reaccionar, porque me sentía vacío, pero entre el público, la gente que apostó por contratarnos y los músicos que tenemos alrededor me convencieron de dar el paso. Es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida: llevamos tres años girando por España, hemos dado casi 80 conciertos y este verano daremos otros 22 o 24. La gente sale encantada y empapada en sudor, y bueno, no hay tantos grupos de pop-rock que sigan dando una energía como la que damos.

David Álvarez de la Morena