Berruguete: Del fielato a las lecheras de Francos Rodríguez

Rutas turísticas por los barrios de Tetuán (y VI)

La última “excursión” por los barrios de Tetuán nos lleva hasta Berruguete, en el interior del distrito y delimitado por las calles de Bravo Murillo, Francos Rodríguez, Ofelia Nieto, Marqués de Viana y un tramo del paseo de la Dirección.

 

El más pequeño de los seis barrios que componen el distrito es también, probablemente, el menos “turístico”. Durante años, Berruguete fue frontera entre el Tetuán naciente y el pueblo de Chamartín, como explica Félix Morales en su libro “Tetuán de las Victorias” (1960): “Comenzaba la barriada en la calle de Prim, ahora Tablada. En la calle de Bravo Murillo, en la acera de la casa donde está instalada la farmacia de Garci-Nuño, que es la número 257, hubo hasta hace poco tiempo un hito de piedra que marcaba el límite de los términos municipales de Madrid y Chamartín; ahí empezaba Tetuán”.

 

No obstante, la principal señal que marcaba dicha frontera era el fielato para el cobro de tasas municipales sobre las mercancías que entraban a la ciudad, y que ocupaba el espacio que hoy alberga el Centro Sociocultural Tetuán, en el número 251 de Bravo Murillo. Este edificio, erigido en 1992 por la arquitecta Juana María López, mantiene como recuerdo de su uso anterior la visera metálica original de la entrada, como señala José María Carrascal en su libro “El Noroeste de Madrid. Tetuán”.

 

Bajando por esta calle llegamos a la plaza del Canal de Isabel II, conocida por muchos como “de las Palomas”, un espacio que se inauguró en 2002 dentro del PERI de Playa Victoria, y que en los últimos años se ha convertido en escenario de actos populares y reivindicativos, por parte de diversos colectivos del distrito. Desde aquí, los más curiosos pueden también fijarse en el exótico chapitel, de ignota procedencia, que remata la gasolinera en la esquina con Lope de Haro.

 

La “pirámide” de la discordia

 

Muy cerca aún de la plaza, caminando hacia el interior del barrio, encontramos entre las calles de Hierbabuena y Nuestra Señora del Carmen el llamado “Hypertube”, obra de los colectivos de arquitectos PKMN y Taller de Casquería, dentro del proyecto “Paisaje Tetuán”. Este “lugar de encuentro para vecinos y paseantes”, formado por seis tubos de hormigón apilados en forma de pirámide, ha sido objeto de polémica desde su implantación a comienzos de 2014, debido a denuncias vecinales de riesgos para la seguridad. Tras las quejas, el conjunto cerró su acceso y se redecoró con las pinturas de David de la Mano y Pablo Sánchez –autores también de la dríade que recorre la fachada del Mercado de Tetuán–. Desde hace meses aguarda un hipotético desmantelamiento que, pese a todo, aún no se ha producido [Actualización: La Junta desmantela el Hypertube del proyecto Paisaje Tetuán].

 

De regreso a Lope de Haro nos cruzaremos a la izquierda con Ganando Metros, un pequeño solar de uso libre, también creado al hilo de “Paisaje Tetuán”. En su interior destaca la estructura de madera, a modo de escenario, creada por los colectivos Zuloark y Basurama. En el muro exterior una reciente intervención por parte de la comunidad Bahai, bajo el título “Education is not a crime”, reclama el derecho universal a la educación en Irán.

 

Ya en el cruce con la calle de Villaamil podremos divisar la torre de la Iglesia parroquial de Santa María la Mayor, de la que destacan sus sobrias formas y tonos amarillos y rosados –no siempre fue así: en fotos antiguas se puede apreciar el magistral trabajo en ladrillo y estilo neomudéjar con el que fue creada, arrumbado tras la quema del templo en los años 30. Su remodelación, una década después, terminó por borrar cualquier vestigio del ladrillo original–. ­

 

En su interior nos aguarda un pequeño tesoro: una talla de Jesús portando la cruz, denominada también “Cristo de Villaamil” –o de la Buena Muerte–, que durante tres décadas salió en la Procesión del Silencio del Viernes Santo, recorriendo Bravo Murillo, Fuencarral y Montera, hasta su reunión con el resto de pasos en la Puerta del Sol. A finales de los 60 dejó de procesionar, si bien la imagen se sigue venerando en el interior del templo.

 

Las lecheras

 

A escasos 100 metros, en Francos Rodríguez, 42, contemplaremos el singular edificio conocido por su actividad pasada como “La Vaquería”, una rara avis más propia del Levante, pese a que eran muchos los negocios dedicados a tal menester en el barrio. Lo original de este caso lo aporta no sólo el inmueble, “un ejemplo de arquitectura prerracionalista”, obra de Gustavo Fernández Balbuena en 1925, en el que destacan los toques de ladrillo en molduras, los vanos o la balconada de metal, sino, especialmente, las dos lecheras que campean en su fachada, patrimonio emotivo del distrito. “Se trata de dos figuras llenas de gracia, color y sensualidad, que muestran una gran maestría en el manejo de la cerámica, con un volumen y tamaño inusual para esta técnica, y que han soportado perfectamente el paso del tiempo”, señala la web Monumenta Madrid.

 

Para acabar, podremos continuar por Francos Rodríguez hasta la Glorieta de Rocío Dúrcal, límite del barrio y también del distrito, donde nos aguarda una monumental fuente, en una plaza un tanto desangelada y anodina para sus dimensiones. Unos pasos más allá nos aguarda la Dehesa de la Villa, aliviándonos con un poco de “verde” de tanta baldosa y cemento, reyes absolutos de esta parte de Tetuán.

 

David Álvarez de la Morena



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