“Nos conocen como El Barry y El Coso, ‘chilangos’ y miembros de la revista ‘La Guillotina’”

De paso por Tetuán: charlas con vecinos que van y vienen

Esta nueva sección pretende dar cabida a personas anónimas de diferentes países, que pasaron unos días, unos meses, o unos años por nuestro querido barrio de Tetuán. Los primeros entrevistados se llaman Juan Ramón Martínez León y Jorge Ortiz Leroux, de Ciudad de México.

Vamos a presentarnos. Decidnos, ¿quiénes sois y a qué os dedicáis?
Yo soy Jorge, ‘El Coso’ me dicen, y soy profesor de la Universidad y miembro del colectivo ‘La Guillotina’. Yo soy ‘El Barry’, Juan Ramón Martínez, también profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana de Ciudad de México y también miembro de la revista ‘La Guillotina’, un colectivo de política y cultura.

¿Cómo habéis aterrizado en este barrio de Madrid?
Ah, pues mira, tenemos unos amigos, Olga y Toño, que conocemos hace bastantes años y viven aquí en el barrio de Tetuán. Ellos han viajado en varias ocasiones a México, pues nuestro amigo Toño ha hecho la tesis sobre la catedral de Puebla, y allí en DF nos conocimos. Pero no es la primera vez que venimos a Madrid.

¿Cuál fue el motivo de vuestro viaje?
(El Barry) El motivo del viaje ha sido visitar a los amigos europeos que hemos conocido en los últimos años. Y realizar una serie de entrevistas y reportajes sobre temas de actualidad para ediciones Casa Vieja.


(El Coso) Yo vine a acompañar a mi amigo Barry y a un evento a Barcelona, con unos profesores de la universidad, para realizar una actividad artístico-plástica de experimentación. Una maratón pictórica de 24 horas conocida como ‘Reality Show Pictórico’, de Jaime Vielma, profesor de la Universidad donde trabajo.

¿Qué lugares habéis conocido en Tetuán que os hayan llamado la atención?
(El Coso) Hemos ido al Mercado de Maravillas, que mi mamá ya me platicó cuando estuvo aquí hace 10 años. Esos pescados, esos puestos de frutas, y después de hacer la compra, esas hermosas ‘chingonas’ con la espuma, que debe ser, el vermú, y es barato, más barato que lo que cuesta en México.


Conocimos la plaza donde se hizo la feria, La Remonta, y estuvimos en el festival de este año, a primeros de julio. Pero sobre todo hemos recorrimos esas calles de Tetuán que todavía conservan su vieja fisionomía. Esas viejas casitas bajas de ladrillos, muy bonitas, y que al lado de ellas, pues, se levantan todos esos edificios ya casi casi amenazantes a estas pequeñas viviendas. Me cuenta mi amigo Toño, que ha vivido mucho tiempo en Tetuán, que son casas de trabajadores, que Tetuán es un barrio muy castizo, de mucha migración y de mucha fiesta. Que es un barrio que acoge hasta el día de hoy, ya no sólo a la migración interna del Estado español, sino que ahora viven peruanos, colombianos, salvadoreños, latinoamericanos de diferentes países; también africanos y demás.

¿Qué otros lugares habéis visitado?
De Madrid nos gustó mucho El Rastro, con sus puestitos, y el centro de la ciudad, sus calles, sus bares, la gente… También estuvimos en las fiestas de La Paloma, viendo bailar los chotis, muy chingones.


Estuvimos en Barcelona en la actividad de la que ya hemos hablado, pasamos por Segovia; un acueducto de gran belleza. luego fuimos a Girona, a Pamplona, para después ir a Florencia, a visitar a unos amigos firenses, después a ver a otros amigos a Ventimiglia, que es la región que conecta en el Mediterráneo Francia con Italia, con esos pueblos medievales tan bellos, y para acabar a Andalucía.
 
En vuestra presentación habéis hablado de la revista ‘La Guillotina’. ¿Podéis contarnos algo más de esta publicación?
‘La Guillotina’ fue una revista que nació en 1983. Surgió como voz crítica a la institucionalización de las izquierdas. Descubrimos que teníamos una izquierda muy atrasada, con pocas propuestas culturales que pudieran satisfacer las inquietudes y los anhelos de todos los sectores sociales.


La revista siempre fue vocera del movimiento social, hablabamos de la juventud, de sus inquietudes, de la diversidad sexual, de las homosexualidades... siempre haciendo crítica directa al hacer político.


‘La Guillotina’ tuvo mucho éxito en la época del zapatismo. El 1 de enero de 1994, se inició este movimiento revolucionario que duró 12 dias. Una revuelta de indios que se enfrenta al estado mexicano y le dice aquí estamos, somos los dueños y herederos de la cultura y de este país, ¿porque nos tienen sometidos? Los indios estaban reclamando sus derechos a su identidad, y reconocimiento de sus derechos políticos como pueblos indígenas.


Con el movimiento zapatista mucha gente que había olvidado que era india se reconoce en ese viejo pasado de sus padres, de sus abuelos, que se habían arregozado de sus idiomas los vuelven a retomar y hay un impulso importante para reconstituir esa identidad perdida.


Se editaban entonces entre 20.000 y 25.000 ejemplares cada mes y la revista se distribuía una a una, en las marchas, en la universidad, en las escuelas...
La revista tuvo una acogida enorme pues tocaba la fibra humana, tocaba el corazón. Los últimos cuatro números de ‘La Guillotina’ fueron los que relataron paso a paso la comuna de Oaxaca en la primavera del 2006.


Posteriormente, los apoyos que habíamos conseguido para comprar papel barato se nos retiran, el papel lo tiene bajo control el Estado. Sí se podía comprar papel en la iniciativa privada, pero no teníamos la capacidad económica suficiente para producir una revista como ‘La Guillotina’ y darla a costos bajos, ya que no teníamos ningún tipo de ingreso publicitario. Actualmente editamos libros, periodismo gráfico, vídeos... a través de ediciones Casa Vieja.

¿Qué impresión os lleváis de este viaje?
(El Barry) En los viajes siempre me encuentro con sociedades vivas, a pesar de que el apoliticismo gobierna y reina actualmente en la vida cotidiana de la gente. Pero hay un espíritu latente de rebeldía, que se aprecia en que mantienen una vida comunitaria en los bares, que aquí me encantan. Una vida ruidosa donde se congrega la familia, los amigos, y los enemigos también, y que se puede vivir con una tranquilidad importante.


Por otro lado, a Europa le hace falta un cambio importante para que deje de ser ese referencial de la Europa y el mundo viejo, y intente sacar de sus cenizas lo interesante y lo vivo. Que le dé nuevos brios y nuevas esperanzas a este planeta, que nos lo estamos chingando. Y Europa es el principal responsable de esa muerte ecológica de la que tanto nos quejamos. Pero veo que han nacido experiencias políticas innovadoras, que espero y ojalá no se las trage la institucionalidad. ¿Que qué me llevo de aquí? Pues me llevo una satisfacción culinaria, que no sabes, comer y beber…; reencontrarme con los amigos y conocer a tantas personas interesantes, muy cañeras, con muy buena onda. Por todo esto, vuelvo a confirmar que hay esperanza.

Beto López



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