Jesús Molina, el pintor que plasmó el bombardeo de Tetuán

La obra está en el Museo Reina Sofía, muy cerca del Guernica

Aunque el cuadro por antonomasia de la Guerra Civil es el Guernica, existe otra pintura poco conocida que alude a otro bombardeo de la contienda que nos pilla mucho más cerca, porque ocurrió en estas mismas calles. Su autor es Jesús Molina García de Arias (Cerecinos de Campo, Zamora 1903-Madrid 1968), que fue un importante pintor de diversos registros y general reconocimiento. Estudió en la Escuela de San Fernando y estuvo pensionado en la Academia Española de Roma.

Aunque ciertamente haya estado casi olvidado, en parte por los avatares de la guerra y también por las cambiantes atenciones a los estilos pictóricos de esa época posterior. Afortunadamente, en estos últimos años se ha producido una notable recuperación, debida principalmente al trabajo tenaz y acertado de su hijo Rafael. La Caja de España logró montar una sorprendente exposición antológica para dar a conocer, en Zamora y en otras ciudades de Castilla y León, la evolución de una obra consecuente y convincente: desde una figuración académica y serena, al impresionismo y hasta casi la abstracción. En óleos, acuarelas, ceras y carboncillo ha creado retratos, desnudos, escenas costumbristas y bodegones, como queda registrado en un magnífico catálogo, que es además una excepcional publicación, pues tiene el interés añadido de recoger abundantes extractos del diario del autor, destacando sus contradictorias vivencias de la Guerra Civil, que tuvo que sobrellevarla en Madrid.                                                                                                                    

Y es precisamente esa circunstancia la que ahora le ha dado una efectiva notoriedad, pues Jesús Molina fue uno de los artistas seleccionados para el Pabellón de la República Española en la Exposición Internacional de París de 1937, acompañando al Guernica de Picasso. Y ahora vuelve a estar presente, con una de aquellas acuarelas presentadas, nada menos que en el Museo Reina Sofía, en una sala contigua al mítico cuadro. Se trata de una de las seis obras perdidas, como otras muchas del Pabellón y, en este caso, encontradas y recuperadas muchos años después en los almacenes del Museo Nacional de Arte de Cataluña en Montjuic; y entre ellas se encuentra la titulada “Madrid, Tetuán de las Victorias” (sobre papel 65 x 50). Refleja una imagen angustiosa y patética de las muchas que causaron los bombardeos que se ensañaron con la población civil, concretamente en Tetuán, en enero de 1937; ahora se encuentra en los fondos del museo madrileño, gracias al generoso depósito de la familia del pintor.

Su reproducción fotográfica ha sido expuesta, este pasado mes de diciembre, junto a una lograda copia del Guernica, a escala ajustadamente reducida, y con numerosa y precisa documentación, en la sala Pablo Serrano de la Junta Municipal. La Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán organizó esta oportuna  actividad, a propósito del 80º aniversario de los acontecimientos y del cuadro.

Taller en Chamberí

Por su parte, Jesús Molina se fue recuperando, no sin dificultades, y en su estudio de la calle del Españoleto, en Chamberí, produjo una obra importante, que expuso por las galerías que había en Madrid y fue merecedora de las mejores críticas y de significativos premios, como el Nacional de Pintura de 1944 y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1948 –para entonces ya tenía el Gran Premio de Roma de 1932 y la Medalla de Oro de la Exposición de París–.  Y, en el centenario del nacimiento de Enrique Tierno Galván, que ahora se celebra, hay que recordar también el conocido interés que el “Viejo Profesor” tuvo por la cultura y por el arte, manteniendo una especial amistad con Molina, hasta el punto de ser padrino de su boda, o de presentar la exposición en el Casino de Salamanca, con una argumentada y muy elogiosa crítica.

Parecen datos más que suficientes para que nos llame la atención la vida de este singular personaje y para provocar a muchos, el deseo de poder ver las obras de este auténtico pintor.

José María Carrascal Vázquez