Arquitectura sostenible y revitalización de los barrios

Ricardo Higueras tiene un proyecto para Marqués de Viana

“La arquitectura ideal es la de los animales, porque no altera el medio, solamente lo ordena para adecuarlo a sus necesidades”. Con esta frase podría resumirse la concepción del entorno –y de la vida– de Ricardo Higueras, un joven arquitecto que ha diseñado un proyecto para la calle del Marqués de Viana.
Nacido y residente en Tetuán, trabaja en un curioso local conocido como La nave –también ubicado en el distrito–, donde artistas de diferentes disciplinas comparten techo desde hace 15 años. Él fue uno de los fundadores de este grupo-taller, por el que ha pasado gente de distintas nacionalidades y tendencias.
Este vecino de Tetuán es nieto e hijo de arquitectos (“de casta le viene al galgo”), y desde hace ocho años investiga el hábitat en la Tierra y su sostenibilidad, participando en congresos internacionales sobre este tema, del que es todo un experto.
Sus conocimientos proceden además del trabajo de campo: Ricardo Higueras se hizo con una auto-caravana y viajó durante varios años por toda España conociendo las formas de la arquitectura tradicional, sustentada en el uso de materiales naturales, en la que basa su técnica. Este madrileño pronto advirtió la necesidad de recuperar los viejos patrones y adaptarlos al mundo moderno.


“EL FARO”, EXPO ZARAGOZA 2008

La suma de todo lo anterior dio como resultado la elección del proyecto de Ricardo Higueras para el Pabellón de Iniciativas Ciudadanas de la Exposición Internacional de Zaragoza 2008.
El edificio debía basarse en el empleo de materiales que apenas requirieran gasto de energía en su fabricación, así como en el aprovechamiento de la alta eficiencia de esos materiales para su climatización. Este arquitecto eligió la paja, la madera, el bambú y el barro para crear “El faro” o “El botijo”, como también se le conoce, una construcción desmontable y reciclable por la propia Tierra que ha obtenido la “clasificación A” en cuanto a eficiencia energética, además de que supone una retención de 300 toneladas de CO2 al final de su ciclo de vida hablando de huella ecológica.


“PROYECTO VIANA”

Ricardo Higueras lleva muchos años viviendo y trabajando junto a la calle del Marqués de Viana, lo que ha motivado su estudio, pensando al tiempo varias fórmulas para revitalizar la zona aprovechando sus condiciones: un proyecto que combina el elemento social y cultural con el económico. Así lo recoge el propio autor: “Tras la retirada del rastro, la zona ha quedado desolada, con mucho espacio inutilizado (solares vacíos y aceras muy anchas), aprovechable. Mi idea parte del empleo útil del viento que sube por la avenida desde la Sierra Norte de Madrid. Las casas antiguas existentes cumplirían la función de cortavientos, creando zonas resguardadas en las aceras. Teniendo en cuenta el encarecimiento de derribar edificios y construir otros nuevos, mi propuesta es su restauración, debiendo protegerlos como muestras de la ‘arquitectura tradicional de Tetuán’, tipología que se recoge en la Agenda 21 local, con la que mi proyecto se identifica. El siguiente paso sería la revitalización de la zona mediante el aprovechamiento de los solares, la reutilización de lo que ya hay; darle un sentido a la ciudad, nuevos usos para el disfrute del ciudadano, y de la forma más barata”.
El 50% de la población mundial vive en las ciudades, un hecho que nunca antes se había dado en la historia. Esto supone que el urbanita permanece aislado, habiendo perdido el contacto con la naturaleza. Él apuesta por la recuperación de una conciencia planetaria, un cambio de actitud en nuestras vidas. Un invernadero y un huerto (junto al Mercado de Tetuán, al que abastecerían, y donde los ancianos enseñaran a cultivar a los jóvenes); un comedor popular; un cine de barrio (para invierno y verano, con películas autoproducidas); una hospedería (que atrajera a gente de fuera y así promover el contacto con ellos); una zona de juego para niños con cabañas de madera que ellos mismos construirían” (…). Una nueva comunidad que favorezca las relaciones entre los vecinos y el contacto entre generaciones y nacionalidades; aprender unos de otros y fomentar una actitud activa entre las personas: “Que seamos los protagonistas, pero también los creadores. Debemos aprender a ser autosuficientes”.
… Y autocríticos, y preguntarnos: ¿hacia dónde mira el futuro?

CRISTINA SÁNCHEZ

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