“Mamá, ábreme la tele que quiero entrar”

Una escuela de Tetuán prepara a futuros actores

Se llaman Chus, Esmeralda, Irene y Blanca. Tienen entre 21 y 27 años y a todas les apasiona el arte dramático. Esmeralda sueña desde la infancia con ser actriz y, aunque no es lo normal, reconoce, sus padres le han animado siempre a hacer lo que le gusta. Blanca, en cambio, que parece ser más práctica, ingresó en la escuela “porque así puedo pasar por todas las carreras sin haber tenido que estudiarlas y sin correr riesgos”, dice refiriéndose a interpretar a un médico, por ejemplo.
Irene, azafata de vuelos a la que le encantaría dedicarse al teatro musical, confiesa haberse metido en la interpretación para superar su pánico escénico. “El público me pone muy nerviosa, pero en los cortos en los que he participado me defiendo mejor, ante la cámara”. Aparte de esto también se ha sentido siempre seducida por la actuación: “De pequeña le decía a mi madre, ‘ábreme la tele que quiero entrar’”. Integradora social, a Chus le encantaría que le dieran un buen papel en una serie, “porque la televisión te da a conocer y te ofrece más oportunidades”.
Muchos de los alumnos de Estudio de Actores, una escuela de formación en artes escénicas y arte dramático que desde hace dos años imparte clases en la calle de Lérida, se matriculan aquí tras no superar las pruebas de la Resad. Daniel Díez, director del estudio, explica que, a diferencia de lo que se hace en la escuela pública madrileña, “centrada en el teatro y en la dramaturgia y muy anquilosada en autores y textos clásicos”, los centros alternativos como el suyo, de enseñanza no reglada, “preparan al alumno de manera integral”: además de la interpretación en verso, comedia del arte, técnica Chéjov o verso clásico español ofrecen otras disciplinas más modernas como interpretación para cámara, improvisación, clown, danza contemporánea, teatro del absurdo… “que les capacitan para poder optar a otras opciones laborales más allá del cine o el teatro, como la publicidad o la televisión. Los cines de la Gran Vía ahora acogen teatro musical: hay que adaptarse a los tiempos y estar al día”.
Según el director de Estudio de Actores, esta es la única escuela con su propia agencia de representantes, “así que nosotros so-mos los más interesados en que sean buenos”. Los alumnos acceden a castings desde el tercer curso, con lo que aparte de la formación académica “tienen contacto con el mundo profesional, con posibilidades reales de trabajo”. Además, el centro cuenta con su propia compañía de teatro, constituida como asociación cultural sin ánimo de lucro, que les permite tomar contacto con el público y coger tablas llevando sus representaciones a los centros culturales de la región.
Esta es una profesión que sigue estando mal vista socialmente, coinciden las cuatro alumnas de Arte Dramático, pero aunque “la cosa está muy chunga”, como dice Blanca, seguro que la pasión y el entusiasmo que demuestran les traerá mucha “mierda”.

Cristina Sánchez

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