PÓQUER DE DOSES: El retorno de Jackson

–¡Hola PaSOtE! ¿Qué haces? ¿Ya preparándote para irte de viaje?
–¡Hola PePita! No exactamente. Estamos organizando la búsqueda de un hombre, el único que puede acabar con tanta desfachatez del Ivima en La Ventilla.
–Ah, mira, pues no sabía nada. ¿Y qué está pasando por allí?
–Claro, tú eres de la zona rica, seguro que ni sabes por dónde cae La Ventilla.
–Allí por las cuatro torres, ¿no?
–Búscalo en google maps, anda. Bueno, que tengo prisa, he quedado con tIbU y UlPyaDes; cada uno llevará un coche para repartirnos la sierra madrileña y encontrar a nuestro hombre.
–Hijo, parece que ha vuelto el programa de la tele ¿Quién sabe dónde? Pero ¿se puede saber qué pasa en La Ventilla?
–¿No te has enterado de los desahucios que hay en la zona? ¿Y que se llevan a los desahuciados nada menos que a Parla? ¡Vaya especulación! Pero esto nuestro hombre no lo va a consentir, no y no.
–¿Quieres decirme de una vez quién es vuestro hombre?
–Pues Pepe Jackson, ¿quién va a ser? Sólo con oír pronunciar su nombre, tiembla todo el Ivima.
–¿Y por qué es tan importante este hombre?
–Fue el presidente de la Asociación de Vecinos Ventilla-Almenara durante muchos años, en la época de la remodelación de Valdeacederas y La Ventilla. Él y Carlos González, que en paz descanse, lucharon contra la falta de sensibilidad del Ivima cada segundo, sin rendirse jamás, hasta que lograron que se acabase la remodelación. Fueron los “Don Pelayo” de Tetuán.
–¿Y crees que él solo podrá hacer algo contra lo que me cuentas que está pasando?
–¡Seguro! Es un líder natural, la gente le sigue. Ya no quedan hombres como él. Le encontraremos y se van a enterar los del Ivima...
–Ya, pero buscarle por toda la Comunidad de Madrid... ¿No tenéis pistas?
–Sabemos que está retirado en un pueblecito de la sierra, lejos del mundanal ruido, pero ha de volver, le necesitamos.
–Ya, ¿y por qué no preguntáis en la Asociación que presidió? Igual allí os pueden ayudar...
–¡Qué gran idea PePita! tIbU, UlPyaDes, cambio de planes. Vamos a Geranios, 22 y de allí a por nuestro hombre. ¡Gracias PePita!
–¡Vaya tres! Y pobre Pepe Jackson como le encuentren. Voy a llamarle al móvil para avisarle. Anda que si supiesen que juego a las cartas con él todos los sábados por Internet...


REY


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