El General Prim, ante su segundo centenario

La Guerra de Marruecos de 1859, en la que se distinguió el “héroe de Castillejos”, en el origen de Tetuán

El próximo año se cumplirán 200 años del nacimiento del General Prim, una figura histórica que ha sido noticia recientemente, al haber dictaminado una Comisión de Investigación que el entonces presidente del Consejo de Ministros no murió a consecuencia de las heridas sufridas en el atentado de la calle del Turco, sino estrangulado en su cama mientras agonizaba.

La Sociedad Bicentenario General Prim 2014 prepara diferentes actividades para celebrar esta efeméride, pero, sin duda, lo que mejor puede honrar la memoria del ilustre hijo de Reus es el esclarecimiento de las verdaderas causas de su muerte. En este sentido, la investigación de la Comisión Prim, impulsada por la Universidad Camilo José Cela de Madrid, parece contradecir la versión oficial.

Juan Prim y Prats nació en Reus el 6 de diciembre de 1814. Uno de los hechos más destacados de su biografía fue su gloriosa intervención, al frente de sus Voluntarios Catalanes, en la Guerra de Marruecos de 1859, distinguiéndose en acciones como la de Wad Ras o la de Castillejos. Precisamente, esta última, que le valió el sobrenombre de “héroe de Castillejos”, da nombre también a un barrio de Tetuán.

Y es que no se pueden olvidar los orígenes de nuestro distrito, Tetuán de las Victorias, que empezó a cobrar forma con los campamentos de las tropas que regresaban triunfadoras de Marruecos, como recoge el himno a Nuestra Señora de las Victorias, patrona del distrito: “Cuando las tropas aquí llegaron, de África con sus glorias, a ti Virgen te proclamamos Reina de las Victorias”.

BRILLANTE TRAYECTORIA

En 1859, las kabilas que amenazaban las ciudades españolas de Ceuta y Melilla cometieron diversas acciones hostiles, que provocaron la respuesta del Gobierno presidido por el General O’Donnell, quien declaró la guerra al Sultán de Marruecos.

Prim llega a Marruecos con el Batallón de Voluntarios Catalanes, pagado por la Diputación de Barcelona y que eran vistos como los “nuevos almogávares”, y les arenga en catalán, poniéndoles como ejemplo y orgullo para la Patria. Con ataques a pecho descubierto, el General dirigió a sus hombres en acciones decisivas, como la batalla de Cabo Negrón o la de Tetuán, en la cual llegó a alcanzar el campamento de Muley Abbas, poniendo así fin a una guerra que describió muy bien Pedro Antonio de Alarcón, en el “Diario de un testigo de la Guerra de África”. Una de esas batallas en las que intervino Prim fue inmortalizada por los pinceles de Francesc Sans i Cabot.

En realidad, el valor, que a menudo rayaba en la temeridad, fue algo consustancial al conde de Reus, marqués de los Castillejos y vizconde del Bruch, que antes de su destacada intervención en el norte de África había probado ya ese valor y sus acciones, logrando todos los grados hasta el de Coronel −con 26 años− en el campo de batalla, en la Primera Guerra Carlista.

Sería muy extenso resumir en estas breves líneas la brillante trayectoria de un personaje que alternó la milicia con la política, trufada siempre de liberalismo, y que se vio culminada con su nombramiento como presidente del Consejo de Ministros, tras el triunfo de la Revolución conocida como “la Gloriosa”, y que supuso el destierro de la reina Isabel II y el fin provisional de la dinastía de los Borbones en España. Al frente del mismo, propició un tiempo después la llegada de una nueva dinastía a nuestro país, en la persona de Amadeo I de Saboya. Pero no llegaría a ver al nuevo rey sentado en el trono de España, ya que el atentado de la calle del Turco, en circunstancias todavía no esclarecidas del todo, truncó la brillante carrera del “héroe de Castillejos”.

 Jesús Caraballo