Tetuán 30 días cumple 20 años: el Rastrillo
La larga cola del mercadillo dominical (y II)
Tetuán 30 días, 27 de noviembre de 2014
Como en otros asuntos de calado que han afectado al distrito, las asociaciones de vecinos jugaron un papel importante en el devenir del Rastrillo. Se acercaba el inicio de las obras en Sor Ángela de la Cruz y los vecinos de la avenida de Asturias recogieron 600 firmas contra el traslado durante una manifestación.
Las cuatro entidades vecinales existentes en ese periodo (Cuatro Caminos-Tetuán, La Unión Berruguete-Rastrillo, Valdeacederas y Ventilla-Almenara) rechazaban de pleno el cambio de ubicación del Rastrillo, así como la construcción del paso subterráneo.
“No queremos que lo traigan aquí. Hace seis años se recogieron más de 2.000 firmas para que se quedara donde está”, reclamaba el vicepresidente de la asociación de vecinos de Ventilla-Almenara, José Jackson. Fernando García (Cuatro Caminos), por su parte, reconocía: “Si se va a trasladar porque es un problema, el problema sólo cambiará de sitio”. La asociación de Valdeacederas, con Carlos González a la cabeza, sumó a la iniciativa otras 1.000 firmas.
Era diciembre de 2003 y la previsión para la puesta en marcha del Plan de Urbanismo era de un año. “Cuando llegue el momento se decidirá la mejor solución para todos, vecinos, comerciantes y la ciudad de Madrid”, intentaba tranquilizar la edil de Tetuán, Dolores Navarro. “Habrá que trasladarlo, de manera provisional o permanente, o incluso transformarlo de alguna forma para que no suponga un problema de orden público”, avanzaba.
“El Rastrillo se va a la avenida de Asturias”
Finalmente, lo que era un secreto a voces se transformó en una decisión en firme. Justo un año después, en diciembre de 2004, “Tetuán 30 días” llevaba la noticia en portada: “El Rastrillo se traslada a la avenida de Asturias”. La Junta comunicó que el cambio se produciría a principios de 2005.
Para el PSOE, era “pasar las molestias de unos vecinos a otros”, aunque no se oponían al traslado, sino a la construcción del túnel, “que atraerá más tráfico”, esgrimían. Coincidía con ellos IU, que consiguió 3.000 firmas en contra. “El paso subterráneo es inútil. Hay prisa por acabarlo antes de las próximas elecciones municipales”, aseguraba su vocal, Joaquín Iborra.
Dolores Navarro y su grupo, en cambio, veían el traslado como “una necesidad”, y apuntaban a las ventajas técnicas: “En la avenida de Asturias habrá unas mejores comunicaciones y servicios de limpieza, de seguridad y de instalación”.
En el aire se dejaba alguna opción de posible regreso a Marqués de Viana cuando las obras del túnel finalizaran, pero las asociaciones de vecinos lo tenían claro: “De provisional, nada: esto es definitivo”.
Un año después, satisfacción general
En febrero de 2005, los visitantes ya paseaban por la avenida de Asturias para hacer sus compras de domingo. Y como no podía ser de otra forma, un año después, tocaba hacer balance.
“Las dudas y miedos que había al principio se han disipado”, decía Dolores Navarro. Y tenía razón: todos los colectivos implicados hacían una valoración positiva del traslado.
Las asociaciones de vecinos ponían el acento en que, debido a que el mercadillo se instala en el centro de la avenida, “los laterales quedan libres para el tráfico, el transporte público y las emergencias”. Según los comerciantes, ahora había más limpieza y vigilancia policial, “aunque el horario se ha reducido”, puntualizaban. “Está funcionando bien, hay menos problemas que antes. Los vecinos están contentos y se ha mejorado la seguridad y la movilidad”, comentaba el PSOE, algo que para IU podría haberse resuelto “con voluntad política”.
La concejala-presidenta de Tetuán insistía, no obstante, en que la última palabra la tenía la comisión formada por comerciantes, asociaciones de vecinos y partidos políticos, que, “al día siguiente de que acaben las obras en Sor Ángela de la Cruz”, decidiría si el Rastrillo volvería o no a Marqués de Viana. “En cualquier caso, sólo regresará si el nuevo vial cumple con toda la normativa de evacuación, extinción de incendios, paso de emergencias…”, añadía.
En la misma línea, los comerciantes aseguraban: “Hay un acuerdo verbal para que el mercadillo retome su lugar de origen, pero habrá que reunirse y decidirlo entre todos”. Pero, como pueden comprobar cada domingo los paseantes de la avenida, ya no se movió.
Cristina Sánchez
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