Quiero quejarme de la escasa educación que tienen la mayoría de los dueños de perros, que permanecen impasibles cuando sus “mascotas” hacen sus necesidades en plena calle, en cualquier acera o donde les pille, sin que después recojan las deposiciones con guantes y bolsas de plástico. Antes se quejaban de que no había máquinas especiales con bolsas para limpiar los excrementos. Ahora las hay, y da igual. Es algo que ha de ir en el respeto y la educación de las personas, y como bien refleja el estado de muchas de las calles de Tetuán, estos dos valores no abundan precisamente. Habrá que seguir esquivándolos, porque el dicho ése de que “trae suerte pisarlos” se lo inventó el dueño de un can.
MARINA GÓMEZ