EL REVERSO: Romance de doña Espe

Menos mal que la expresidenta regional se había retirado de la primera línea política, porque lo que es de la actualidad, no se apea ni queriendo -que tampoco parece que quiera, no obstante-. Oshidori se acuerda este mes de Esperanza Aguirre.

Lo último que se pierde
en la vida es la Esperanza
y así es en el caso de Aguirre
a la que ni retirada
logramos perder de vista
ni echándole un cubo de agua.
Siempre le gustó a esta Espe
empaparse hasta las cachas
de batallitas políticas
y de polémicas varias,
ya sea contra el rival
o contra sus camaradas,
pues es ametralladora
que a todas partes dispara
y hay que echarse cuerpo a tierra
cuando ella sale de caza,
aunque seas de los suyos
como ya Pío avisara.

Junto a Callao, en Gran Vía
tuvo hace unas semanas
su última escaramuza
la lideresa de marras,
cuando aparcó mal el coche
mientras iba a sacar pasta
y al regresar del cajero
estaba la guardia urbana
pidiéndole los papeles
que establece la ordenanza.
Sentó mal a doña Espe
el celo de aquestos guardias
que hacer perder tiempo es cosa
ingrata a la aristocracia
y de buenas a primeras
metió la segunda marcha,
aceleró y fugóse
burlando la vigilancia
como Bonnie and Clyde o Dillinger,
como Dioni oxigenada,
y pensando que la multa
ya le llegaría a casa.

Esperanza, desde entonces,
no se cae de las portadas,
la entrevistan en las radios,
habla en todos los programas
y en fin vuelve a la palestra
que ahí se encuentra en su salsa.
Ahora quiere reemplazar
en la alcaldía a doña Ana
y si esto llega a pasar
se abrirían no las aguas:
todo el asfalto del foro
volvería a ser una zanja
y abriríanse las carnes
de rojillos y sociatas.

Tras cortarse la coleta
quiere volver Esperanza
a torear en política
y se ha puesto más pesada
que la pilila de un novio,
más plasta que el tiki taka
o más plomo –si es posible–
que una novela de Gala.

Oshidori


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