— Hola PaSOtE, mi amigo, ¿cómo te encuentras?
— ¡Hola PePita! Pues seguro que mejor que tú, que pareces un alma en pena. ¿Qué te ocurre?
— Nada, estoy muy triste (se echa a llorar).
— Bueno, bueno, todo tiene solución, ea, ea.
— No, esto ya no…
— ¿El qué?
— Pablito ha desaparecido.
— ¿Tu gato?
— No, ese no, mi líder…
— Acabáramos… ¿Y esos papeles que llevas en la mano?
— Toma, a ver qué te parece mi idea. Ya no se me ocurre nada más…
— Pablo Casado. Se busca. Se recompensará a quién lo encuentre sano y salvo. Razón: PePita. Estaré junto al tótem de Cuatro Caminos de 9 de la mañana a 12 de la noche.
— Sí PaSOtE, no tengo otra cosa que hacer…
— ¿Te has vuelto loca? ¿Vas a estar 15 horas junto a ese tótem? ¿Has probado a llamar al partido?
— Sí, claro, mira lo que sale… (PePita llama por teléfono. Se oye la música de la gaviota y después: si quiere hablar con nuestro gran líder, Alberto Núñez Feijóo, marque 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 o 9; si quiere hacerse afiliado de este gran partido, marque 0; si es periodista, espere y le atenderemos en un par de siglos).
— ¿Ves? Nada de Pablito. Se lo ha tragado la tierra.
— Bueno, es que el hombre metió la pata hasta el fondo y ha sido desterrado del partido para siempre, entiéndelo.
— En fin, voy a empapelar Tetuán de carteles, a ver si algún alma caritativa sabe su paradero.
— Oye, y por curiosidad… ¿Cuál es la recompensa?
— Na, un viajecito al Caribe de una semana, con todos los gastos pagados.
— ¡Leñe! Voy a llamar a Pedrito, a ver si sabe algo de Pablito.
— No lo creo amigo. Muy bien, lo que se dice muy bien, no se llevaban.
— Ya, pues no sé, tiraré de contactos a ver si alguien sabe algo.
— Imposible. En tu partido están todos tan contentos con su marcha.
— ¿Y en su casa? ¿Has ido a ver si está?
— Claro, lo primero que hice. Está cerrada a cal y canto y hay un cartel que pone: “Se vende, Urge”.
— Esto va teniendo mala pinta… Suerte, amiga.
— Gracias PaSOtE. Me voy al tótem…
— (La ve alejarse). Pobre, ¡qué bajón! Si eso pasase con mi Pedrito…
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