Hace seis años abrió en el barrio un gimnasio muy especial, en él se trabaja en grupos pequeños, la música está de fondo y se pueden escuchar las correcciones de las entrenadoras, que están pendientes de la ejecución de cada ejercicio para evitar lesiones. Trabajando de esta manera se crea un ambiente muy familiar y se genera un vínculo social muy importante a determinada edad.
Elena Santana, la directora de este gimnasio ubicado en la calle de Asunción Castell, 5, esquina con la calle de La Coruña, recalca la importancia de llevar una vejez activa, no solo por los beneficios psicológicos que tiene hacer ejercicio, sino porque previene las complicaciones asociadas a la edad. Los médicos siempre se han dedicado a cuidar el corazón, diciéndonos que tenemos que caminar o nadar, pero ahora se han dado cuenta de que tenemos que trabajar la musculatura a través de programas de fuerza. “Mantener unas piernas fuertes disminuye el riesgo de caídas”.
Además, en este gimnasio se planifica el entrenamiento con los objetivos individuales de cada persona, por lo que el servicio es totalmente personalizado, teniendo en cuenta si padecen diabetes, hipertensión o cualquier otra patología que haya que tener en cuenta a la hora de marcar un ejercicio.
Otra de las características de este centro es que no se olvida de los cuidadores principales. Es decir, si un padre de un niño con alguna patología crónica lo lleva a entrenar, también se puede quedar él entrenando en otra sala. Y lo mismo sucede a la inversa, si un hijo lleva a su padre/madre a ejercitarse para que siga siendo independiente, también se puede quedar él realizando una sesión de ejercicio y “aprovechar para cuidarse mientras cuidan a su familiar”.
Además, el Gimnasio Tandem cuenta con la confianza de varias entidades (Fundación Aladina, Asociación Madrileña de FQ, o Fundación Deporte y Desafío, entre otras), lo que refrenda la calidad de sus servicios.
