La ‘sabiduría’ popular ha rebautizado estos icónicos enclaves del distrito
10 lugares de Tetuán que se conocen por otro nombre
Tetuán 30 días, 4 de octubre de 2020
Estas denominaciones no aparecen en el callejero, ni están geolocalizadas en Google Maps. Sus nombres tampoco saldrán nunca de la voz de un navegador, pero es bastante probable que si preguntas por ellas a un tetuanero, te guíe exactamente al sitio que buscas. En ‘Tetuán 30 días’ hemos elaborado un listado con una decena de lugares que, teniendo un nombre oficial diferente, son popularmente conocidos por el barrio con otra designación.
‘La Plaza de Toros’ ⇒ Bravo Murillo, 297
Pese a que el coso taurino voló por los aires hace ya 86 años –se había convertido en depósito de explosivos al inicio de la Guerra Civil–, no son pocos los vecinos que aún se refieren de esa manera al lugar donde se ubicó la vistosa Plaza de Toros de Tetuán, en el espacio que hoy ocupan los edificios de la mancomunidad de Bravo Murillo, 297, junto al Mercado de Tetuán. El recinto, que había sido inaugurado en 1900 y que llegó a ser muy popular, no pudo recuperarse tras su violento desenlace, pese a algún que otro intento.
‘El Ayuntamiento’ ⇒ Junta Municipal de Tetuán
Para los tetuaneros viejos el edificio que alberga la Junta Municipal del Distrito de Tetuán, en Bravo Murillo, 357, siempre será “el Ayuntamiento”. Y en verdad lo fue, de Chamartín de la Rosa, en los tiempos en los que Tetuán perteneció a este municipio madrileño, absorbido por la capital junto a esta barriada en 1948. Además de ser Casa Consistorial chamartinera, sus dependencias han acogido en sus cerca de nueve décadas de existencia desde a un destacamento de guardia de la policía urbana hasta un juzgado municipal, calabozos, casa de socorro, biblioteca o parque de bomberos.
Plaza “de las Palomas” ⇒ Plaza del Canal de Isabel II
Este “bautizo” popular de una de las plazas más concurridas del distrito es relativamente reciente, y su nombre responde a la evidente profusión de estas aves columbiformes. El espacio se transformó drásticamente a partir de los años 90 con la construcción del PERI de Playa Victoria, que significó el desalojo de las cuatro familias de los Amaya, que vivían en el destartalado solar semioculto tras unas vallas de publicidad. La plaza, dedicada al Canal de Isabel II, fue inaugurada a principios del siglo XXI. Recientemente, el Ayuntamiento instalaba varios aparatos de ejercicios en este bullicioso lugar, hoy punto de encuentro de mayores y pequeños.
‘Torres Kio’ ⇒ Puerta de Europa
Las célebres torres inclinadas madrileñas tienen una denominación oficial, Puerta de Europa, aunque se desconoce si alguien alguna vez las llamó así. Su nombre popular, ‘Torres Kio’, procede del acrónimo de la empresa kuwaití que las promovió, Kuwait Investment Office (KIO), mucho más eficaz y fácil de recordar que el engolado y anodino Puerta de Europa. Construidas entre 1989 y 1996, a Tetuán solo le pertenece una de las hojas de esta ‘Puerta’, concretamente la oeste, situada en pleno barrio de Ventilla-Almenara.
Santiago Bernabéu ⇒ Plaza de Lima
En el año 1997 la Comunidad de Madrid decidió que desde ese momento la estación de Metro situada junto al Estadio Santiago Bernabéu iba a llamarse igual que el que fuera presidente del Real Madrid, enviando al ostracismo su anterior denominación, Lima, referida a la propia plaza en la que se ubica la estación, que había sido inaugurada en 1982 con motivo del Mundial de Fútbol. Han pasado apenas 13 años desde el cambio, y pocos son ya quienes se refieren a la Plaza de Lima por su nombre, aún vigente.
‘La esquina de Oxford’ ⇒ Francos Rodríguez con Bravo Murillo
A veces, el “bautizo” popular no se refiere a un edificio, plaza o calle sino, simplemente, a un punto de encuentro, un lugar reconocible y relevante para los vecinos. Es el caso de la esquina de Francos Rodríguez con Bravo Murillo, la “esquina del Oxford” durante décadas para cientos de tetuaneros adolescentes y no tanto, que organizaron sus quedadas frente a aquella tienda de ropa para caballeros. Aquel letrero amarillo y la fachada con adornos de cerámica han quedado en el recuerdo de muchos, por más que a su cierre, hace ya más de una década, le hayan sucedido el de varios otros negocios. Quizá más modernos, pero sin duda menos icónicos para el barrio.
‘Las Cocheras’ ⇒ Bravo Murillo, 107
Del tranvía y, años después, de varias líneas de autobús, las cocheras de Cuatro Caminos, ubicadas en Bravo Murillo, 107 −no confundir con las del Metro, en Reina Victoria– estuvieron destinadas al transporte de viajeros desde finales del XIX hasta mediados del siglo pasado, sin ni siquiera interrumpir su funcionamiento durante la Guerra Civil.
En 1994 fueron finalmente derribadas debido a su mal estado, pero aquel uso siguió sirviendo para denominar aquella gran parcela abandonada, que hace cuatro años abría a los vecinos, rodeada de bloques de viviendas y a la espera del prometido polideportivo. Desde entonces se han barajado varias propuestas para nombrarla, entre ellas “Plaza de los Tranvías”, sin que por el momento haya prosperado ninguna.
‘Torre BBVA’ ⇒ Castellana 81
Esta torre situada en uno de los vértices de Azca es considerada por muchos como el mejor rascacielos de la ciudad, además de ser el único edificio moderno –en 2021 cumplirá 40 años– catalogado como Bien de Interés Cultural en categoría de monumento. Su denominación de ‘Torre BBVA’ tiene que ver con el que fue su propietario hasta 2007, cuando la entidad bancaria la vendió a la inmobiliaria Gmp. Los nuevos dueños no tenían mucho interés en mantener la antigua denominación, de ahí que en 2015 la rebautizaran con el aséptico nombre de Castellana 81 –su ubicación en el callejero–, que muy pocos aún utilizan. No obstante, la torre mantendrá el logo del banco hasta 2034, debido al acuerdo alcanzado con la entidad.
‘Taladro’, ‘pirulí’… ⇒ Obelisco de la Caja
Este infausto artefacto clavado en la Plaza de Castilla posee tantos nombres oficiosos como permite la sorna madrileña, de los que ‘pirulí’ o ‘taladro’ son solo dos ejemplos entre otros más sangrantes. Lo curioso, no obstante, es que su nombre público, Obelisco de la Caja, constituye ya de por sí un equívoco conceptual, pues su forma no responde a ese tipo de monumento –que comúnmente tienen cuatro caras y forma piramidal–, sino, más bien, a una columna. No en vano, su autor, el ingeniero Santiago Calatrava, se inspiró en la ‘Columna del Infinito’ del escultor rumano Brancusi para crear esta columna que simula un movimiento ascendente de torsión y que, en realidad, apenas se movió unos meses. La obra, una donación de Caja Madrid al Ayuntamiento por los 300 años de la entidad, tiene una altura de 93 metros y fue inaugurada en diciembre del 2009 –el día 24, no el 28–.
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