Hace un tiempo publicaron en una revista del distrito un artículo con mi firma titulado “Blanco Argibay, dirección única”.
La idea -creo- era buena: facilitaría la circulación, la carga y descarga, el aparcamiento de los residentes...
Al Ayuntamiento le pareció también que era buena idea, y se pusieron “manos a la obra”: calles y línea de autobús cortadas, vecinos despistados por la falta de información...
Tras varios meses, acabaron las obras, y por fin parecía que todo volvería a la normalidad. Pero a los pocos días se puso a llover, y calles inundadas, comercios encharcados...
El ingeniero de turno “no tenía un nivel”, y los obreros tampoco. La calle se corta cada dos por tres por la aparición de socavones... Y entonces: ¿por dónde circulan las ambulancias, y los bomberos, y el repartidor? ¿Y dónde aparco yo, que he pagado mi tarjeta de residente?
¡Señores, mi sueño no era éste!