“Nano”, un campeón de Europa desconocido en Tetuán

Acumula más de una treintena de títulos en balonmano playa

Fernando Gallego Hevia, más conocido como “Nano”, es el nombre de este héroe deportivo y vecino de toda la vida de Tetuán. Tiene 28 años, es licenciado en Economía y cuenta con varios posgrados relacionados con el marketing, pero su verdadera especialización no es académica ni tampoco conocida. El balonmano playa es su otra “profesión”, ésa por la que lleva luchando prácticamente en solitario desde que en 2007 se estrenara en este deporte.


En el barrio, al que se siente muy apegado por su familiaridad y céntrica situación, pasa su día a día acostumbrado a un entorno donde llegar a casa con una medalla es la única causa de curiosidad hacia un deporte minoritario y estacional. “Hay gente de mi entorno que sabe que juego al balonmano playa y que soy campeón de Europa, pero la mayoría, incluso vecinos míos de Tetuán, lo desconoce. Es un deporte que no tiene difusión, ni siquiera por parte de la propia Federación de Balonmano, y ser profesional es imposible”, explica.


Él mismo es sincero y se atreve a reconocer el propio desconocimiento que tenía acerca de un deporte que inició de forma casual hace siete años, cuando era jugador profesional de balonmano pista: “Mis amigos me propusieron ir a jugar un torneo de balonmano playa a Alcalá y descubrí que era un deporte muy divertido, donde hay buen rollo con los compañeros, donde prima el fair play, y me enganchó”.


Así, resultado de un hallazgo fortuito, es como comienza una dilatada trayectoria deportiva, que tiene al Club Balonmano Playa Alcalá (su actual equipo) como co-protagonista. Desde que este conjunto lo fichara en 2009, lo que para él había comenzado siendo una diversión iba adquiriendo tintes cada vez más cercanos a una devoción.

Pasión de campeón

Conquistar su primer trofeo ese año supuso un punto de inflexión para ganarlo casi todo, salvo el Campeonato de España, del que declara que “es mi sueño, porque es nuestra espina clavada”. Más de una treintena de títulos posteriores se acumulan en silencio en su palmarés particular, entre ellos uno tan especial y significativo como es el Campeonato de Europa, conquistado el verano pasado en Croacia.


“Ser campeón de Europa fue lo más parecido a un orgasmo deportivo. Nadie apostaba nada por nosotros. Nos pitaron un penalti en contra al final, que si lo marcaban eran campeones, pero lo paró nuestro portero y fue espectacular”, declara.


Unos méritos deportivos que son el resultado de un sacrificio personal, que le lleva a compaginar su trabajo en su propia agencia de marketing online con entrenamientos tres días a la semana en Alcalá y desplazamientos nacionales e internacionales, para disputar torneos con su equipo. Todo ello sin que apenas reciba compensación, en forma de reconocimiento monetario o emocional, por parte de nadie. Sus propios padres y pareja le insisten en el sacrificio que conlleva un deporte que, como él mismo reconoce, “está abocado al pseudoprofesionalismo”.


Sin embargo, la pasión es más fuerte que todo el esfuerzo que pueda realizar, la única artífice de una ilusión personal que le ha llevado a cosechar una larga lista de éxitos deportivos que, para fortuna de este distrito, traspasan la frontera de lo experimental.

Raquel Frutos


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