La Constitución española, en su artículo 21, reza que “se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público”. Una pena que este derecho no lo tengamos en cuenta los ciudadanos a la hora de reclamar tantas promesas incumplidas de los políticos.
Al menos en Tetuán, sí que se está aplicando este artículo; ya lo pudimos comprobar en la manifestación del pasado 29 de octubre contra la proliferación de las casas de apuestas en el distrito, y se va a repetir otra concentración el próximo domingo 10 de marzo, a las 12 del mediodía, para protestar por el estado de abandono en el que se encuentra el entorno de la calle del Marqués de Viana, e incluso se está preparando otra más para el 17 de marzo, como protesta por la restricción del horario de apertura del pasaje de la Colonia Bellas Vistas.
Afortunadamente, en nuestro distrito tenemos asociaciones muy dinámicas a la hora de echarse a la calle para reivindicar asuntos de calado para los vecinos, como la de Cuatro Caminos-Tetuán, que se encarga de recordar a quienes gobiernan, e incluso a la oposición por si próximamente diera el salto a la poltrona municipal, que hay razones para decir ¡basta ya! y manifestarse, por supuesto pacíficamente y sin que haya problemas de orden público.
Siempre se ha dicho que Tetuán es un distrito con dos realidades, divididas por su arteria principal, la calle de Bravo Murillo. Que la zona que comprende viales como Orense, General Perón, Infanta Mercedes, Raimundo Fernández Villaverde, Aviador Zorita… está más cuidada que la otra parte, con barrios como Valdeacederas y La Ventilla, donde hay calles en un estado penoso y lamentable de abandono, como Pando, Sorgo, Bellver, Divino Redentor, Almortas o la propia Marqués de Viana. Socavones, suciedad, aceras rotas… y los vecinos ya están cansados de tanta desidia, de tanta promesa de que se va a arreglar, como ha ocurrido con el socavón de Genciana, 33, que hasta que no se ha denunciado en diversos medios de comunicación –entre ellos ‘Tetuán 30 días’− no se ha arreglado, después de cuatro meses de desinterés.
Una desidia que es extensible a las cámaras de seguridad en Topete, aún sin instalar; a la interminable reforma de Azca; a la remodelación del paseo de la Dirección, todavía sin dirección, o a la ejecución de la mayoría de proyectos demandados por los ciudadanos y aprobados en los Presupuestos Participativos, que siguen metidos en un cajón.
Las elecciones están a la vuelta de la esquina; las generales primero y las municipales y autonómicas después. Creíamos que al olor de las urnas iban a empezar a arreglarse asuntos pendientes por arte de magia, pero vemos que hace falta que los vecinos salgan a la calle a manifestarse para que los políticos bajen a la arena del día a día, y no sólo lo hagan en época electoral. Apliquemos ‘el 21’ ya.
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