Presión vecinal o simple cumplimiento de la normativa, lo cierto es que la cadena de colchonerías situada en el número 300 de Bravo Murillo no ha tenido más remedio que “borrar” sus estridencias corporativas de color flúor –verde y naranja– de la fachada protegida en la que instaló hace unos meses una de sus tiendas, retirando los vinilos y dejando esta tal y como estaba anteriormente.
La colocación de las llamativas planchas en un edificio de 1925 con protección parcial causó cierto revuelo y dio pie a que a finales de año el Grupo de Defensa del Patrimonio de Tetuán y la Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán presentaran una queja ante el Ayuntamiento por lo que consideraban un “destrozo” del inmueble con una actuación que “incumplía claramente” la ordenanza en cuanto a “integración en el ambiente urbano, correcta armonización con el entorno y la ausencia de interferencias en la contemplación del bien protegido”.
Durante el Pleno del distrito celebrado en enero, la concejal-presidenta de Tetuán, Blanca Pinedo, confirmaba que la Agencia de Actividades había emitido un informe desfavorable de las obras efectuadas conforme a la declaración responsable presentada por la empresa, anticipando que el Consistorio obligaría a restituir la fachada a su estado original. Un “borrado” que se llevaba a cabo solo unos días después, para alivio de no pocas pupilas vecinales.
Foto: Grupo Protección Patrimonio Tetuán.
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