Orines

Me ha llamado la atención, en el número 209 de “Tetuán 30 días”, el artículo sobre la preocupación de la Junta Municipal en lo que respecta a “la suciedad y las deposiciones acumuladas” de las palomas en zonas puntuales de nuestro distrito. Y me ha llamado la atención porque hay otro problema, a mi manera de ver, más importante y que parece que nadie tiene en cuenta (ni los dueños de los animales, ni el Ayuntamiento), que es el total descontrol sobre los orines de los perros. No se salva nada: ni fachadas, ni farolas, ni semáforos, ni buzones, ni entradas de casas, ni expendedores de aparcamiento, ni cualquier otro lugar que a los animales, con el sonriente beneplácito de sus dueños, les parezca apropiado.


Llevo años intentando que alguien con alguna influencia aborde este problema, sin ningún resultado. Solo el año pasado, como contestación a una carta que envié a la alcaldesa, me contestaron comunicándome el envío de mis sugerencias al “Departamento competente”. Después de más de un año nada se ha hecho, y eso a pesar de que la Ordenanza de Limpieza de Espacios Públicos y Gestión de residuos, “prohíbe abandonar en la vía pública o, en general, en cualquier espacio público, cualquier tipo de residuo, así como realizar cualquier otra conducta que pueda ensuciar la vía o espacios públicos o ir en detrimento de su higiene y aseo”. Creo que cuando se dicta una prohibición, hay primero que informar públicamente a la población (en este caso específico a los que compren o censen una mascota), y además controlar su cumplimiento y en su caso sancionar, porque si no la norma no vale para nada.


No sé si su publicación es meramente informativa y no tienen cabida las quejas de un vecino (que no es una voz aislada, pues el azufre en algunas fachadas me dice que no es así), pero en todo caso no estaría mal comenzar a mentalizar a la población de cuidar, de una vez por todas, lo que es de todos.


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