El Viaje del Agua de Amaniel cumple 400 años y puede visitarse

La obra de ingeniería hidráulica subterránea fue ordenada por Felipe III


A principios del siglo XVII el rey Felipe III ordenó construir una instalación hidráulica subterránea con el fin de proveer de agua el desaparecido Alcázar. Aquella imponente trabajo, conocido como el Viaje de Agua de Amaniel, acaba de concluir sus obras de recuperación y rehabilitación ejecutadas por el Ayuntamiento de Madrid, y la ciudadanía ya puede recorrer sus instalaciones y descubrir “un tesoro que permite conocer un poco mejor la historia de Madrid”, señalan desde el Consistorio.

Del Viaje de Agua de Amaniel se pueden visitar sus galerías y el Arca vieja –o Caño Gordo–, que se encuentran en el parque de Juan XXIII, en el distrito de Moncloa-Aravaca y muy cerca de Tetuán –al otro lado del Acueducto de Amaniel y los jardines de Carlos París–. El Ayuntamiento de Madrid organiza estas visitas guiadas gratuitas a través de su departamento de Educación Ambiental, y se pueden solicitar en el correo infodehesa@madrid.es o en el teléfono 914 80 21 41. Para la inscripción es preciso indicar el nombre completo de los participantes, la edad –todos deben ser mayores de 18 años– y el número de teléfono, y cada participante podrá apuntar a otra persona. Para más información, se recomienda visitar este enlace.

Agua para la Corona, conventos y nobles

El Viaje del Agua de Amaniel, cuyo nombre se debe a su origen en la Dehesa de Amaniel, actual Dehesa de la Villa, fue ordenado construir por Felipe III en 1613 para abastecer de agua el Alcázar de Madrid y, posteriormente –tras su incendio y destrucción en 1734–, al Palacio Real. A diferencia de otros viajes de agua de titularidad municipal, éste pertenecía a la Casa Real, permitiendo a la Corona la concesión de agua a conventos y nobles. La Villa de Madrid era abastecida de agua potable mediante unas galerías subterráneas o viajes de agua, hasta que en 1858 se inauguró el Canal de Isabel II que trajo las aguas del río Lozoya.

Las obras comenzaron en 1613 bajo la dirección de Tomás de Angulo y Fray Alberto de la Madre de Dios, y hacia 1621 ya estaba en funcionamiento. Sin embargo, el viaje enfrentó problemas constantes de colapsos y derrumbes, además de la sobreexplotación por concesiones, lo que impedía satisfacer completamente las necesidades del Alcázar.

Tras el incendio de éste y la posterior construcción del nuevo Palacio Real, se elaboró un proyecto de recuperación del viaje de Amaniel a cargo del arquitecto Juan Bautista Saqueti entre 1750 y 1751, que apenas se materializó en reformas puntuales. El proyecto fue retomado por Francisco Sabatini en el siglo XVIII, pero nunca se completó totalmente.

En el año 1846, Narciso Pascual y Colomer, entonces arquitecto mayor de palacio, elaboró el plano más completo que se conserva, pero con la construcción del Canal de Isabel II, que aseguraba el abastecimiento de agua a la ciudad, el viaje fue paulatinamente abandonado. Se mantuvo como Patrimonio Real hasta 1954, año en que fue cedido a la red municipal de aguas.

Fotos: Ayuntamiento de Madrid.


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