Termina una legislatura más y, como es habitual, llega el momento de hacer balance de lo realizado por el equipo de gobierno en estos cuatro años, al frente de los cuales se ha estrenado la formación Ahora Madrid. Evidentemente, y como es habitual en ‘Tetuán 30 días’, hemos dado la oportunidad de opinar sobre lo que se ha hecho y lo que no durante este periodo de tiempo a todos los grupos políticos con representación en la Junta de Distrito y, como siempre, para quien gobierna la labor ha sido digna de resaltar y ha habido muchos avances y mejoras en diversos ámbitos, mientras que para la oposición ha sido un cuatrienio confuso, donde no ha habido cambios sustanciales y los principales problemas de Tetuán siguen sin resolverse.
Lo bueno de todos estos argumentos, a favor y en contra, es que se puede constatar cuál es su situación real a día de hoy. Partiendo de la base de que entendemos que se han hecho esfuerzos y se ha trabajado por mejorar aspectos de tipo cultural, deportivo, de convivencia… −evidentemente es lo menos que podemos pedir a nuestros políticos con capacidad de decisión−, no es menos cierto que muchos problemas le han venido grandes a una formación política “muy verde” en materia de gestión.
En Tetuán, cuatro años después, no ha habido ningún avance en la remodelación de Azca, todo sigue igual, igual de vergonzoso que hace más de una década cuando ya se prometió reformarla, para que el corazón y el pulmón económico-financiero de Madrid fuese seguro de día y de noche; el paseo de la Dirección ha vivido un esperpento, con una concesionaria encargada de las obras de reforma que no ha dado la talla, pero que ahora se está lucrando a manos llenas con solares en la zona; la Plaza de la Remonta continúa ofreciendo una imagen lamentable, con socavones, desconchones, baldosas bailarinas… que hasta ha obligado a trasladar las Fiestas al Rodríguez Sahagún; las cámaras de vigilancia en Topete, aprobadas hace dos años, sufren retrasos incomprensibles en su instalación y termina la legislatura sin que se hayan colocado; la limpieza brilla por su ausencia; el polideportivo en Cuatro Caminos parece que por fin se va a poner en marcha, tras años de espera…
¿Qué si se ha hecho algo bien? Por supuesto. El traslado de las Fiestas a un lugar donde no provoca molestias a los vecinos fue un acierto; ha vuelto a organizarse la Cabalgata de Reyes; se han traído espectáculos de calidad en fiestas señaladas como la Navidad y Carnaval; se han abierto los colegios los sábados para que se pueda practicar deporte; hay una pista de running entre ovalada, rectangular y triangular en el Sahagún; teatro para bebés, y, sobre todo, la gran novedad ha sido la puesta en marcha de los presupuestos participativos para dar voz a los ciudadanos en las demandas que más les interesan. Otra cosa es que luego se ejecuten.
No obstante, los temas de mayor calado continúan enquistados, y cuatro años es tiempo más que suficiente para que se hubiesen resuelto o, al menos, estuviesen en su recta final; por el contrario, ha sido una legislatura que se está terminando sin pena ni gloria.
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