Esta oenegé ayuda desde La Ventilla a mujeres y niños de países en vías de desarrollo
Espacio Al Alimón: una nueva vida para nuestros libros usados
Manuel Sayans, 2 de noviembre de 2022
En el número 38 de San Leopoldo, en pleno barrio de Almenara, cuatro mujeres inauguraron hace casi un año el Espacio Al Alimón, una aventura solidaria para apoyar proyectos educativos destinados a las mujeres y a la infancia, en países en vías de desarrollo.
A pesar de su juventud, Al Alimón ya tienen tres proyectos en marcha, en Camerún, Guinea Bissau y Senegal. El apoyo a la formación en estos países adquiere formas muy diversas, desde poner tejado a una escuela para seguir impartiendo clases en época de lluvias, hasta dotar a niños de material escolar, concienciar a las familias de la necesidad de llevar a sus hijos a la escuela o impartir clases de apoyo que les permitan seguir con sus estudios evitando el fracaso escolar. Y así, un largo etcétera.
La ayuda a la mujer es también muy necesaria en estos países, por eso Al Alimón colabora con África Feliz Senegal en la formación de mujeres especialmente vulnerables. Para ello se están realizando cursos teórico-prácticos de transformación de alimentos, que incluyen prácticas en empresas del sector. Muchas de estas mujeres viven en zonas rurales, por esta razón ha sido necesario dotarlas de una beca para el transporte, que les ha permitido asistir a estos cursos. Tampoco se descuidan aspectos como la violencia de género y su impacto en la vida familiar y laboral, completando estos cursos con talleres que permitan identificar y paliar esta lacra.
Donaciones de libros, música y cine
Para realizar esta gran labor solidaria es necesaria la aportación de fondos y para ello Nani, Paula, Marta y Verónica han puesto en marcha un espacio que recibe esos libros, cedés y deuvedés, que ya no necesitamos o que no nos caben en casa y, después de revisarlos y clasificarlos, los ponen a la venta en internet o en la propia librería de San Leopoldo.
Es una tarea que requiere un trabajo intenso. Conseguir las donaciones ha supuesto meses de llamadas a ayuntamientos, bibliotecas, universidades... Sin embargo, el resultado ha sido muy positivo: en Al Alimón hay días que se reciben decenas de cajas de libros que hay que procesar y, a pesar de que a veces cuentan con algunos voluntarios, es un trabajo continuo de dedicación exclusiva.
A punto de cumplir su primer año de vida, Al Alimón se plantea replicar el modelo en otros puntos de España y para ello han fijado su mirada en la zona norte. Estamos seguros de que tendrán una buena acogida allá donde vayan para continuar con esta gran labor.
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