A mediados de los 60 hacía ya años que el tiempo se detenía en las cocheras de los tranvías en Cuatro Caminos. Levantadas a finales del XIX, se habían mantenido en funcionamiento incluso durante la Guerra Civil. Sin embargo, en septiembre de 1967 este enclave de transporte había sido superado por las más modernas líneas de Metro y autobuses. De ahí que se decidiera entonces poner “puertas de asfalto a estos tranvías modelo 1.000, que hace un cuarto de siglo causaron asombro y orgullo en los madrileños”, como señaló el diario ‘ABC’ en su portada. “Ya no correrán más las calles de la Villa. Ya no desesperarán con sus astronómicos retrasos”, añadía.
Por “puertas de asfalto”, el diario madrileño se refería al nuevo pavimento de Bravo Murillo que, unos meses antes, había sepultado las vías y condenado en su interior a 25 tranvías, que no fueron trasladados a tiempo a otras cocheras, según explicaba Agustín Burgaleta en su libro “Madrid 101 años de tranvías”. ‘ABC’ lo aclara: “Los tranvías de Cuatro Caminos no se quedaron olvidados. Se trata de unos vehículos sobrantes y de los más viejos del parque. Se dejaron allí deliberadamente para ser vendidos a empresas de provincias o en su defecto para ser desguazados”.
Con el tiempo, las cocheras fueron usadas como terminal de varias líneas de autobuses. Así ocurría en 1994 –año de la segunda fotografía–, cuando se optó por derribar la edificación, debido al mal estado en el que se encontraban las cubiertas y tejados que aún quedaban en pie, casi un siglo después de su construcción. Entonces, sobre los 8.000 metros cuadrados de solar delimitado por Bravo Murillo, Almansa, Garellano y Doctor Santero, planteábamos un interrogante: “¿Qué utilidad se le va a dar a dicho terreno?”.
Hubo entonces hasta quien dijo que allí podría trasladarse el Mercado de Maravillas. “Parece ser que en el terreno se proyectará un complejo deportivo”, explicaba el entonces concejal Enrique Villoria, que era también partidario de construir viviendas, un aparcamiento y un edificio de uso municipal. De momento –de momento es 22 años después–, las viviendas y un pequeño parque infantil acaban de abrirse al público, y el polideportivo no está, pero se le espera. Será que viene en tranvía.
David Álvarez de la Morena
Deje un comentario