Había pasado casi medio siglo desde que Alfonso XIII bajase al andén de Cuatro Caminos para inaugurar el Metro de Madrid, en su trazado primero Cuatro Caminos-Sol. Una década después –marzo de 1929– la línea se extendería por nuestra calle principal con tres estaciones más, hasta la de Tetuán.
Desde entonces tuvieron que pasar 31 años para que la Plaza de Castilla estrenase suburbano, una época en que la glorieta comenzaba a engalanarse con vistas al proyecto de ampliación de La Castellana. Así, un año antes se había inaugurado en el centro de la rotonda el monumento a Calvo Sotelo, después desplazado y, finalmente, usurpado ya saben por qué artilugio.
El caso es que Martín Santos Yubero acudió a la plaza el 3 de febrero de 1961, víspera de la inauguración oficial que llevaría al día siguiente al Jefe de Estado y su esposa, los cuales fueron recibidos por “millares” de curiosos con “una prolongada salva de aplausos y vítores”, si nos atenemos a la crónica de ABC.
Allí estaban ya las banderas preparadas para el acto en un horizonte pelado de construcciones, con el inevitable revoloteo de curiosos en torno a la nueva boca. En otras instantáneas se ve el depósito elevado y el edificio que hoy ocupa la Fundación Canal, y más paisanos mirones, algunos de los cuales parecen extraídos de un guión de Azcona.
Pero la de Plaza de Castilla no fue la única estación estrenada, como atestigua la fotografía de Valdeacederas, cuya boca se sitúa en el mismo punto en el que aún se encuentra hoy. En ésta también se puede observar frente al edificio de la Junta Municipal el andamiaje que sirvió para las obras del túnel. El día 6 de febrero, lunes, se abrieron por primera vez al público los tornos de Valdeacederas y Plaza de Castilla. Los vecinos que cruzaron los nuevos vestíbulos debieron pagar una peseta por el trayecto.
David Álvarez de la Morena
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