–¡Hola PaSOtE! ¡Bueno, ya estamos haciendo de las tuyas! No me digas más, “El negocio del siglo”.
–¡Hola PePita! Pues esta vez sí que sí; me voy a forrar. ¿Te apuntas?
–A ver, primero cuéntame a qué vienen esas pintas de agricultor en pleno Tetuán, azadón en una mano, guadaña en la otra y una mochila en la espalda.
–Muy sencillo PePita, tanto solar abandonado como hay en nuestro querido Tetuán, ya es hora de que se aprovechen adecuadamente.
–Ah, mira, esta vez parece que vas por buen camino… Y entonces, ¿qué se te ha ocurrido?
–Plantar frutas, verduras, hortalizas, legumbres… en todos y cada uno de ellos. ¡Serán los huertos ecológicos del barrio!
–Oye, esta vez suena pero que muy bien PaSOtE. ¡Enhorabuena! Incluso podrías darle al negocio un sentido altruista, alimentando al necesitado.
–Bueno, eso para la tercera fase.
–Ah, ¿cuál es la primera?
–Pues la limpieza PePita, que están los solares que en alguno me sale hasta un elefante, ¡vaya dejadez!
–Es que nadie sabía que uso dar a estos solares y mira, tu idea es brillante.
–¡Gracias!
–Pero tengo una duda…
–Dispara. Está todo controlado, incluso he redactado un plan de negocio.
–¿Dónde vas a vender la producción?
–Fácil de responder, en el rastrillo de la avenida de Asturias todos los domingos y fiestas de guardar.
–Y otra duda que me acaba de asaltar al cerebro…
–Dime, dime, no hay cabos sueltos en este negocio.
–¿Cómo vas a controlar que no te roben la producción?
–Con vallas electrificadas en cada solar, alarmas 24 horas y perros mastines con más hambre que el perro un ciego.
–Pues sí que lo tienes todo calculado sí, esta vez sí. Oye, me meto de cabeza en el negocio contigo.
–¡Genial! Son 30.000 euros del ala.
–¿Cómo? ¿Y para qué necesitas tanto capital?
–Mujer, los materiales, las semillas, el alquiler de los terrenos, el seguro…
–Ah, seguro y todo.
–Claro, imagínate que cae una nevada y se pierde la cosecha, nos tendrían que indemnizar. Ya te digo que está todo controlado.
–Y esto… ¿Has hablado ya con los propietarios de cada solar?
–Bueno, es un pequeño detalle sin importancia PePita, ya me podré a ello…
–Ya, todo controlado, ya, como siempre. A más ver.
–¿Dónde vas?
–Al banco, a que no me concedan un préstamo para tu “fantástico” negocio.
REY
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